quizá
rugir no sólo implica dudar de la carne absoluta, simple y sustancial -como movimiento
del cuerpo, huida potencial- no se consuma en un acto, que obliga al pensamiento a
proyectarse en el más allá, en una forma pura y vacía en la fisura del espejo,
imitación de una figura orgánica, embalsamada,
límite del juicio, interpretar su revelación -la paradoja- es
exprimir un ladrillo
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